lunes, 28 de septiembre de 2015

Pintando... Strigoi de Carnevale

¡Saludos a todos menos a mi vecino Tontoro!


Vuelvo a la carga con Carnevale, un juego que, pese a funcionar a través de crowdfunding, concede lo que promete; si te prometen un manual en castellano, te dan un manual en castellano, sin atajos ni trapicheos ni cutreces tras bambalinas ordenando a sus prelados retrasados a poner tiritas antes de la flagrante herida.

Pero me dejo ya de ensañamientos con algo que no es GW para centrarnos en el tema: STRIGOI

Es el de la izquierda

La mordedura de estos vampiros-zombies con la piel afectada por las aguas venecianas en un humano genera una dolorosa y paulatina transformación caracterizada por:
  1. Su muerte y resurrección en una nueva forma eterna.
  2. Cambios de comportamiento erráticos.
  3. Desarrollo y deformación de la dentadura.
Obsérvese lo arraigado del concepto Strigoi en nuestra cultura patria.

Prosigamos tras la obligatoria tanda introductoria de de gifs sin sentido:

Al contrario que sus compañeros de maldición, algunos Strigoi mantienen su inteligencia y personalidad, que aprovechan para suplantar en identidad a algún noble al que asesinan, transformándose en personajes misteriosos y magnéticos que maquinan carnicerías para ellos y los condenados a su cargo.





La idea tras este Noble es que sufrió una herida terrible durante su despertar que no ha podido regenerar, por lo que se embute cada noche en su disfraz completo para conducir Mascherattas enteras de Patricios a su propia perdición en forma de calculadas emboscadas. Es en este momento cuando muestra su cara despellejada y desguanta sus afiladas garras.
Aparte de que el Maestro Asesino de Freeboter me la ponía muy dura.




La trampa de la emboscada: Zombies galore, gondolieri incluído.

Trillizos sombis. Motocicleta y retrorreactor no mostrados en la foto.




¡Traición! El cepo se cierra...

Como ya viene siendo costumbre, las fotos mierda y las peanas WIP.

Thriller nui... NUI!

¡A cagar! Y recordad darle mucho a F5 para disfrutar de nuestra sabiduría.

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